El pasado sábado denuncié en mi cuenta personal de Facebook, un atroz hecho del que fueron víctimas mis amigos Gerardo Oliva y Graciela Guerrero en Durango. Ellos son los padres de mi amiga Mar Grecia Oliva Guerrero, candidata del PAN-PRD a la diputación local del III distrito de aquel bello estado de la República. Después del recorrido domiciliario de promoción al voto por parte de Mar Grecia y su estructura en Praxedis Guerrero, en la zona rural de la entidad, un grupo de priistas, encabezado por Celia Torres, impidieron la salida del poblado de los padres de la candidata ciudadana de la alianza, en la clara comisión del delito de privación ilegal de la libertad. Después de varias horas de preocupación y un enérgico grito de denuncia de la joven candidata y el profundo eco que provocara su sentimiento de rabia y angustia en redes sociales, se logró la libertad de los señores Oliva Guerrero. Posterior a ello ocurrió la denuncia formal y se convocó a los medios de comunicación para que conocieran de los hechos.

Hechos de este tipo, hablan de las fallas de origen que tiene el priismo, quien desde sus orígenes se ha caracterizado por jugar sucio en las campañas, ganar terreno electoral por cualquier medio, lucrar con las necesidades apremiantes de los electores, condicionar apoyos asistenciales del gobierno, entre otras vilezas a las que ha recurrido aún con mayor intensidad después de haber perdido posiciones durante los últimos tres lustros.

El PRI en el poder, históricamente ha sido insensible a lo que los mexicanos les demandan. Desde siempre ha negociado con líderes charros del sindicalismo, ha reprimido las manifestaciones ciudadanas, ha cometido descarados fraudes electorales, se ha quitado enemigos del camino a cualquier costo. Ahora han llegado al extremo de atentar contra la libertad de las personas para tratar de intimidar a los candidatos de otros proyectos en campaña.

En la elección del año 2015, los sudcalifornianos observamos una de las peores caras del priismo, pues en su desesperación, el partido tricolor engañó a la ciudadanía por todos los medios, propagaron calumnias, contenidos ficticios, compraron descaradamente los votos, condicionaron los programas sociales del gobierno federal, entre otras atrocidades que conocimos a la perfección; y la fortaleza ciudadana impidió que incidiera en los resultados electorales. Esperemos que en los estados donde hay elecciones este año, los ciudadanos reclamen su derecho a elegir libremente y que conductas deleznables no afecten el futuro de la democracia.

Las fallas de origen del PRI son tales que no terminaría de enlistar los casos a los que pueden hacerse alusión, si observamos el presente y el pasado inmediato, encontraremos los relojes de lujo de más de dos millones de pesos que porta César Camacho Quiroz; el Ferrari de dos millones de dólares que Carlos Romero Deschamps le regalara a sus hijos; el atraco de Andrés Granier Melo, gobernador priista de Tabasco, acusado de desviar 1,900 millones de pesos durante su administración; el amigo de Peña Nieto, Tomás Yarrington, amigo de Peña Nieto; José Murat, quien invirtió en bienes raíces en Nueva York, comprando propiedades de hasta 1.8 millones de dólares a través de empresas ficticias, entre muchos otros.

Hechos como los del pasado fin de semana en Durango, son imperdonables y aun penosos deben ser divulgados para denunciar las bajezas del partido que aspira a más cargos de elección popular cuando ha recurrido hasta actos delictivos para no permitir verse superado por otras opciones políticas. Exigimos el respeto total a la integridad de las personas en este proceso electoral.

Escríbeme a zarpazos@elrugidodeleon.com

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